miércoles, 13 de mayo de 2009

PANDEMIAS Y PANDERETAS

Bueno, bueno, ¿alguien se ha percatado de que de pronto, la famosa gripe cochina, porcina, AH1N1, gripe nueva o como se llame, ha dejado de salir en los telediarios y en primera plana de los diarios? Por una parte, mejor para Méjico, que si no fuera poco el destrozo que le ha provocado a su sector turístico, ya comenzaban a verse brotes xenófobos contra sus ciudadanos, en Estados Unidos sobre todo. Y es que mira que les gusta a los medios de comunicación meternos miedo. ¿Por qué será? ¿Para vender más periódicos o ganas más audiencia? ¿Porque los humanos tienen una extraña tendencia a deleitarse en la catástrofe y la histeria colectiva les resulta incluso morbosa?
Mmm... no creo que la razón fundamental sea ésa.
- Hecho número uno: los medios de comunicación están en manos de los verdaderos amos terrenales (que no son los políticos, por si alguien tenía alguna duda), es decir, las grandes multinacionales.
- Hecho número dos: el mejor instrumento para controlar a un ser humano, sin duda alguna es el miedo.
Ergo... blanco y en botella...
Con el miedo, ellos hacen sus fortunas: la gente tiene que comprarles sus cosméticos y sus operaciones de estética por miedo a envejecer, tiene que comprarse la casa y el coche por miedo a no ser como los demás, tiene que presumir de su chalet en la playa por miedo a no ser más que los demás, y un largo etcétera de miedos.
Y eso no lo lograrían sin la inestimable colaboración de sus lacayos: de una lado, la cobarde clase política, que jamás se atreverá a meterles mano, y de otro, su eficaz y efectiva correa de transmisión: los medios de comunicación de masas (cine, TV, prensa, publicidad -calificarla de agresiva sería un eufemismo-...), un gigantesco lavado de cerebro colectivo cuyos resultados son los que son: a nuestro alrededor y por doquier vemos lo que yo llamo "vidas de diseño" (mucho más exagerado en Estados Unidos, por supuesto), que llega a su extremo más patético y preocupante en las generaciones más jóvenes, y preocupante sobre todo en el caso de las chicas, cuyo único objetivo de su existencia para ser que es ponerse monísimas y comprarse trapitos para gustar al cañón del insti, que suele ser el típico cabronazo que al final las deja tiradas como una perras. Pero qué más da, porque la dignidad, la seguridad en sí mismas, la independencia emocional y la autoconfianza, es algo que no interesa promover.
Así que digo yo... ¿Feminismo? Será el que agoniza, porque ¿qué ha sido de la lucha, en muchos casos épica, de mujeres como Olympe de Gouges (autora de la Declaración de los derechos de la mujer y la ciudadana en 1791), el movimiento sufragista en general, Betty Friedan (una de las fundadoras del feminismo), Simone Weil, Simone de Beauvoir o Susan Sontag? Me niego a aceptar que su esfuerzo haya sido en balde.
Y las cosas no van a cambiar mientras los pseudo informativos, como Antena 3 noticias, por poner un ejemplo (y muy buen ejemplo, con la 'talentosa' directora de informativos Gloria Lomana por medio), se parezcan más a una crónica de sucesos, en los que al parecer las únicas noticias a destacar, sobre todo ahora que llega el verano, son la gama de bikinis que se van a ver en las playas españolas, o la lista de los actores y actrices más desados/as (a veces, para rellenar, el Matías Prats y su chica tiran de estadísticas de este tipo, cada cuál más ridícula). Y digo su chica porque ésa es otra: si eres mujer y quieres presentar un telediario en Antena 3, como tengas más de 35, olvídate (que se lo digan a Rosa María Mateo, que tanto ésta, como Ana Blanco les dan cien vueltas a todas esas niñatas). Por contra, si estás dispuesta a ponerte los labios como salchicas, es un plus (véase Susanita Griso).
Yo pensaba que lo del derecho a recibir una información veraz y todas esas cosas que uno puede leer en la Constitución importaban algo, pero ya veo que no. Quizás en la 2, o con Gabilondo, uno pueda enterarse de cosas.
Otra cosa es que la gente quiera. Porque vamos a ser sinceros: uno llega a casa cansado de trabajar, y cuando uno enciende la tele lo último que quiere ver es un niño africano agonizando en los brazos escuálidos de su madre. Prefiere ver a Matías Prats anunciando cualquier parida, y es duro, pero puede que ésa sea la verdad. No lo sé. A veces el género humano me desconcierta, no acabo de comprender el mecanismo por el cual la mayoría se conforma con asistir de forma impasible y cómplice a las barbaridades que están sucediendo ahora, en este mismo instante, mientras mis dedos golpean de forma rápida y mecánica las teclas del ordenador.
Porque volviendo al tema de las pandemias, 165.000 seres humanos mueren de hambre al día. La desnutrición sí es la verdadera pandemia. Pero es silenciosa. Quizás porque no les quedan fuerzas para gritar.

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