¿Por qué los países desarrollados (gobiernos y ciudadanos que se lo consentimos) gastan los cientos de miles de millones de euros que hagan falta para luchar contra la crisis financiera y no hacen nada para solucionar realmente la crisis del hambre en el mundo? ¿Por qué lo consentimos? ¿No somos acaso capaces de entender que para lograr un sistema más justo no hace falta que nosotros mismos pasemos necesidades, sino que los ricos dejen de serlo (que son los mismos que nos tienen controlados, calladitos y obedientes, y a los que por cierto, admiramos y envidiamos a partes iguales)?
¿No vemos que la vida da muchas vueltas, y que la indiferencia que Occidente siembre puede algún día volverse en su contra? ¿Se nos ha olvidado que hace muy pocos decenios en Europa moría gente de hambre? Sin olvidar las grandes bolsas de pobreza, muy ignoradas por cierto, de las grandes urbes del llamado primer mundo. Aquí, en casa, también hay mucho que hacer.
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